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miércoles, 17 de diciembre de 2008

Amelie no es una chica como las demás, ha visto a su pez de colores deslizarse hacia las alcantarillas municipales, a su madre morir en la plaza de Notre-Dame y a su padre dedicar todo su afecto a un gnomo de jardín. Creció y se convirtió en camarera en un bar de Montmartre cuya propietaria es una antigua jinete circense.

La vida de Amelie es sencilla: le gusta tirar piedras al Sena, observar a la gente y dejar volar su imaginación.

De repente, a sus veintidós años, Amelie descubre su objetivo en la vida: ARREGLAR LA VIDA A LOS DEMÁS.